Estamos a tiempo de detener la devastación de las aguas internacionales
Por primera vez en la historia de la humanidad tenemos la oportunidad de tomar como planeta la decisión de iniciar o no una actividad extractiva de manera global. Esta se daría en aguas internacionales, una zona que equivale a más de 40% de la superficie del planeta. Hago referencia a la minería submarina.
Dichos trabajos buscan extraer minerales de los ecosistemas menos conocidos: los fondos marinos, que se encuentran a más de 2,000 metros de profundidad. Lo poco que conocemos de estos es que albergan una vida única que ha evolucionado durante millones de años por la hostilidad y estabilidad de su hábitat. Por un lado, por la hostilidad de la poca a nula visibilidad con la que se enfrentan los organismos todos los días, por la cantidad abismal de presión de los cientos de kilos de agua encima de ellos y por las temperaturas heladas que bajan la velocidad de movimiento y crecimiento de cada individuo hasta el nivel molecular. Por otro lado, por la estabilidad, debido a que estos hábitats son muy similares hoy a lo que fueron hace más de 10,000 años.
La minería submarina tiene varios impactos. Primero, la pérdida de biodiversidad directa al extraer el sustrato de los minerales que resguardan vida, como los nódulos polimetálicos, cortezas de cobalto y ventanas hidrotermales, y también la pérdida de biodiversidad por todo el sedimento lleno de materia orgánica y metales pesados conocidos, como plumas de sedimento, que se levantarán al extraer los minerales, los cuales pueden transportarse más de doscientos kilómetros a la redonda antes de asentarse, sofocando algunos organismos y alterando a otros. Esta actividad tiene planeado empezar en áreas de concesión gigantescas como las de la franja Clarión-Clipperton frente a México, áreas que tienen concesiones actuales de exploración minera (todavía no de explotación), las cuales suman una extensión mayor al territorio continental de Estados Unidos.
Más de 700 científicos de todo el mundo se han pronunciado, exigiendo una pausa a las regulaciones y varios países de nuestra región como Republica Dominicana, Panamá, Costa Rica, Ecuador y Chile se han unido al pedido de otros países al solicitar una pausa precautoria. Por ejemplo, Francia pidió una prohibición completa, y el presidente Macron ha dicho que jamás aceptara ni un tipo de actividad extractiva en los fondos marinos. En tanto, empresas líderes a nivel mundial —como BMV, Samsung, Google y Volvo— apoyan una moratoria y han indicado que no comprarán minerales que provengan del mar profundo.
Es de destacar que México tiene una voz internacional importante para poder exigir la preservacion de su ecosistema marino, eventualmente ubicado frente a una de las principales áreas de explotacion. Sin embargo, su embajador en Jamaica y representante en la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés), Juan José Mijares, está promoviendo fuertemente las regulaciones. La asamblea retomará las discuciones este mes de julio. ¿México se alineará con el pedido global de moratoria? Esperemos que sí.
Daniel Cáceres Bartra | Representante regional de la Sustainable Ocean Alliance (SOA)