En años recientes, destacados científicos marinos han expresado que la protección de grandes áreas de mar como reservas oceánicas conlleva el beneficio adicional de ayudar a la vida oceánica a sortear exitosamente los impactos del cambio climático.
El respaldo a dicha afirmación aparece en numerosos estudios internacionales; uno de los más destacados está incluido en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, en el que investigadores de 10 instituciones —incluidos socios y miembros del área marina del comité asesor científico del Proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli—, llegaron a la conclusión de que los parques marinos altamente protegidos tienen el potencial de ofrecer beneficios de resiliencia ante el clima. Específicamente, ayudan a los océanos y a la sociedad a adaptarse a cinco impactos clave:
1. Acidificación de los océanos.
2. Aumento en el nivel de los mares.
3. Mayor intensidad de las tormentas.
4. Cambios en la distribución de las especies.
5. Menor productividad y disponibilidad de oxígeno.
En este análisis se muestra que los parques marinos pueden ser reservas climáticas, en especial cuando son de gran tamaño, están bien administradas, se mantienen durante muchos años y cuentan con reglamentaciones bien definidas respecto del tipo de actividades humanas que están permitidas en ellas.
Durante décadas, los especialistas han promovido la creación de parques marinos como refugios para las especies que enfrentan una disminución de población debido a la sobrepesca, la contaminación, el desarrollo costero y otras presiones. Las pruebas han demostrado de manera constante que las áreas protegidas pueden ayudar a fortalecer los ecosistemas y a reconstruir la biodiversidad.
Los resultados de este nuevo estudio, llevado a cabo por el Doctor Callum Roberts y la Doctora Bethan O’Leary de la Universidad de York en el Reino Unido, destacan la necesidad urgente de que los gobiernos implementen políticas de adaptación climática que permitan proteger los océanos y las sociedades que dependen de ellos.
Según Roberts, estos hallazgos “muestran que para aumentar la resiliencia de los ecosistemas marinos, resguardar la vida silvestre, proteger su capacidad de respaldar las pesquerías, brindar protección costera y ofrecer agua limpia y en buenas condiciones debemos acelerar la implementación de áreas marinas protegidas eficaces”.
Estos descubrimientos reafirman, además, la demanda mundial de acciones de protección más firmes en los océanos.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, en el Congreso Mundial de la Naturaleza de 2016, adoptó una moción en la que se solicita la protección de, al menos, 30% de los océanos para 2030, a fin de evitar la extinción a gran escala de la vida marina.
Los gobiernos internacionales están prestando atención a este tema, y cada vez es mayor el movimiento para la protección de grandes extensiones de espacio oceánico. En los últimos años, los países han apartado enormes franjas de océano para su protección, incluidas las aguas de Palaos, el territorio de ultramar del Reino Unido de las Islas Pitcairn y el Monumento Marino Nacional de Papah?naumoku?kea, en las Islas de Hawái noroccidental.
Los líderes y encargados de la toma de decisiones de todo el mundo, reunidos en la Conferencia sobre los Océanos de las Naciones Unidas, deben prestar atención a esta evidencia científica recientemente recopilada.
Para contrarrestar los impactos combinados de la sobrepesca, el calentamiento de los océanos y el aumento de la acidificación, es preciso tomar medidas de inmediato. A la fecha, sólo 3.5% de los océanos se ha reservado para su protección y 1.6 % está protegido íntegramente, aunque existen compromisos para elevar la cobertura total de áreas protegidas a 10% para 2020. Así, es necesario incrementar el espacio oceánico protegido íntegramente a fin de resguardar los ecosistemas y los beneficios económicos que éstos aportan.
Se sabe que los parques marinos son una estrategia rentable y con una baja demanda de tecnología para la conservación de los océanos. Este estudio indica claramente que dicha herramienta de conservación pueden aportar muchos beneficios, además de la conservación oceánica, a escala local, regional y mundial.
El establecimiento de parques marinos puede ayudar a ralentizar los efectos del cambio climático y a aliviar algunas de las dificultades esperadas, como una menor seguridad alimentaria y un mayor nivel de los océanos. Las grandes reservas fuertemente protegidas pueden garantizar el buen estado de conservación futuro de nuestros océanos para aquellas comunidades cuyo sustento depende de ellas.
Sobre el autor
Dirige el Proyecto Legado para los Océanos de Pew Bertarelli.